Se cuenta que una mujer devota se negó a abandonar su hogar amenazado por las inundaciones. Un coche, un barco y finalmente un helicóptero fueron enviados por las autoridades a rescatarla. Ella se negó a aceptar la ayuda de sus semejantes y depositó su confianza en Dios. Falleció ahogada por las inundaciones; su alma confrontó al Creador, exigiendo saber por qué no honró la fe que la mujer puso en él. “Te envié un coche, un barco e incluso un helicóptero”, respondió Dios. “¿Qué más podía hacer?”.
Cuando caemos en desgracia y oramos a Dios por su intervención, no se espera que pasivamente estemos a la expectativa de la salvación.El ethos de nuestra tradición nos impulsa a ser proactivos en la búsqueda de soluciones. Creemos que debemos buscar meticulosamente las oportunidades ocultas que Dios ha puesto en nuestro camino. Sabemos que él está dispuesto a bendecir nuestro esfuerzo, pero estamos obligados primero a hacer ese esfuerzo.
En nuestra parashá leemos que Yosef, el undécimo hijo de Yaacov, fue encarcelado junto con el mayordomo del faraón. José se hizo amigo del mayordomo y cuidadosamente siguió su caso.Cuando el mayordomo fue exonerado, Yosef le suplicó que apelara al faraón en su nombre y por su causa. La Torá informa que el copero se olvidó de Yosef, lo que ocasionó que este languideciera en prisión por dos años adicionales. El Midrash explica que ello sucedió motivado a que Yosef debió haber puesto su confianza en Dios, no en el mayordomo.
¿Por qué fue negativo el hecho de que Yosef solicitase al mayordomo su ayuda?¿No es que debía buscar y aprovechar todas las oportunidades que se le colocaron en su camino?
El profeta Jeremías escribió: “Bendita es la persona que confía en Dios, y Dios será su seguridad”. El Midrash explica que este versículo se refiere a Yosef, quien cumplió la primera mitad de este mandato, pero no la segunda. Confió en que Dios le proporcionaría una oportunidad para su liberación.Él creía que Dios había colocado al mayordomo en su camino, pero una vez que el mayordomo llegó, Yosef vio en él su redención.El copero se convirtió en su seguridad, no Dios.
El error de Yosef estaba en el hecho de que debió haberse dado cuenta de que no tenía forma de saber si su intento para que el mayordomo intercediese por él daría frutos. Dios podría haber previsto lograr su liberación, pero no a través de la intervención del mayordomo. Debió haberse dado cuenta de que mientras él estaba destinado a seguir su trayecto, Yosef no estaba destinado a confiar en que ese trayecto sería el que Dios elegiría.
En realidad, el mayordomo fue quien, finalmente, intercedió por Yosef ante el faraón. Sin embargo, Yosef pudo haber sido castigado por darlo por hecho. En lugar de plantear inmediatamente el caso de Yosef, el mayordomo se olvidó rápidamente su promesa y Yosef permaneció dos años más en prisión. La necesidad del faraón de un intérprete de sus sueños recordó al mayordomo la existencia del hebreo encarcelado.
Yosef debió haber seguido confiando en Dios incluso mientras solicitaba la ayuda del mayordomo. Si el mayordomo lograba el éxito, la gratitud de Yosef debía estar dirigida a Dios. El mayordomo era solo el medio por el cual Dios liberaría a Yosef.
Hay momentos en los que, por más que confiemos en el Creador, la salvación no llega inmediatamente. ¿Qué mejor ejemplo que la historia de Yosef? Después de que el mayordomo lo olvidó, Yosef puso una vez más su confianza en Dios; sin embargo, estuvo en prisión dos años más. Es fácil abogar por la confianza en Dios, pero ¿qué podemos decir cuando él no se manifiesta?
La respuesta está en la dinámica de la historia de Yosef. ¿Qué hubiese pasado si Yosef hubiese sido puesto en libertad inmediatamente?¿Qué hubiese hecho Yosef? Sería un ex convicto y habría tenido dificultades para encontrar un lugar en la sociedad egipcia.
Esperó por dos años hasta que el faraón tuvo un sueño que requería de interpretación. El mayordomo recuerda a Yosef, el joven de extrañas habilidades de interpretación.Yosef fue llevado ante el faraón e interpreta con éxito los sueños. El faraón se impresionó mucho y lo nombró virrey de Egipto. Si la liberación hubiese ocurrido dos años antes, el mayordomo probablemente no hubiese sabido dónde encontrarlo, y se habría perdido una oportunidad histórica.
En su interpretación, Yosef continuamente hizo hincapié en que la abundancia y la hambruna se derivarían de Dios. En el sueño, había un continuo énfasis en el hecho de que las vacas y las espigas surgieron del Nilo. Los egipcios adoraban al río Nilo porque era la fuente de su sistema de riego.Yosef adoraba a Dios, él es la fuente de todo.
Cuando la naturaleza falla nos desconcertamos.¿Por qué sucedió y cómo podemos corregirlo? Yosef, con su mención repetida de Dios como la fuente de la hambruna por venir, trató de mitigar la agonía que él sabía que la noticia ocasionaría en el faraón.
¿De qué sirvió la hambruna a Egipto? Estableció a Egipto como la superpotencia de esos tiempos. La gente llegaba a ese país de naciones lejanas y cercanas por el alimento. Mientras que otros países fueron diezmados, Egipto floreció. Además, Yaacov y su familia se sintieron atraídos a Egipto como consecuencia de la hambruna. Cuando Yaacov llegó allí, la hambruna terminó y la tierra prosperó en formas, hasta ese entonces, sin precedentes. Si los egipcios no hubiesen abusado de los hebreos, habrían disfrutado de los frutos de esas bendiciones por muchos años.
En retrospectiva, es posible distinguir la abundancia originada por la hambruna sufrida en y por Egipto.